Por Marina Federman, Juan José Méndez y Gretel Müller
En enero de 2008, la banda de reggae y
ska Dancing Mood se encontraba frente a su público una noche más en el
escenario de Niceto Club, un clásico
boliche del barrio de Palermo; la diferencia de esa noche la marcaron quienes
telonearon el show: ni más ni menos que Damas Gratis, una de las bandas
fundadoras de la cumbia “villera”[1], fenómeno
originado a fines del siglo pasado. Una sorpresa para todos los asistentes que
se dividieron entre quienes bailaban entusiasmados y los que miraban el show
con ojos distantes.
Hoy, cuatro años después, un evento
similar ya no genera ese desconcierto. Ni Palermo, ni el público de clase media
porteño es ajeno a los recitales de cumbia “villera” característicos de las fiestas
La Mágica, El
Club de la Cumbia
o el Festival Landero, entre otras.
Explica Beverly Best que “una teoría
de la resistencia no puede ser desarrollada (...) sino en relación con un
contexto particular e histórico de dominación. Así, las teorías de la práctica
opositiva en la cultura popular necesitan ser construidas situacionalmente.
(...) La resistencia debe ser teorizada estratégicamente, como algo que puede
ser eficaz en una instancia y no en otra”.[2]
Desde la mirada gramsciana, la cultura es un campo de batalla constante. Si leemos
a Hall cuando dice que “(...) hay una
lucha continua y necesariamente irregular y desigual por parte de la cultura
dominante, cuyo propósito es desorganizar y reorganizar constantemente la
cultura popular; encerrar y confinar estas definiciones y formas dentro de una
gama más compleja de formas dominantes (...)”[3],
podemos preguntarnos: ¿cuáles fueron las adaptaciones y
reconfiguraciones de las definiciones y formas de la “cumbia villera” que la
industria cultural habría generado para dar lugar a la emergencia de nuevos
públicos y espacios? ¿De qué manera afectan estos cambios a la cumbia “villera”
-un fenómeno originariamente propio de las clases subalternas-? ¿Qué aspectos
identitarios se han perdido y qué significados han permanecido o se han creado
desde ese primer momento de resistencia hasta hoy? ¿Qué contexto hace posible
que Mala Fama[4]
se presente este jueves en el teatro ND ateneo junto a Los Labios[5]?
Haciendo un breve recorrido por la
historia de la cumbia en Argentina, su origen data de mediados de los años ‘60
con la introducción de conjuntos como Los Wawancó y El Cuarteto Imperial,
herederos de la tradicional cumbia colombiana con públicos de clase media y
media-alta. A partir de los años ‘80 y en adelante, la música tropical -y la
cumbia específicamente- se constituyen como un movimiento esencialmente
popular. Con el correr de los años ‘90, la música tropical instalada en la
bailanta popular, vivía además una ficción igualitaria: era parte de la
agenda televisiva y mediática uniendo a las “estrellas del espectáculo con políticos y artistas bailanteros en un
mismo plano. Pero la realidad social indicaba que las profundas diferencias que
en la vida real separaban (y enfrentaban) irremediablemente a estos actores, no
se resolvían porque todos pudieran bailar al ritmo de ‘Qué tendrá el petiso’”[6].
En esta línea, Pablo Semán explica que “en
los ’90 se genera un movimiento cultural de acercamiento entre las clases
medias y los sectores populares. Hubo sectores que arribaron a la cumbia desde
una postura paródica, bizarra”[7],
como el ejemplo que menciona Malvina Silba de colocar enfrentadas en su mesa de
almuerzos a Mirtha Legrand con Lía Crucet y su exuberante cuerpo, generando un
efecto discursivo a lo civilización o barbarie, -retomando las palabras
de Facundo, el personaje de la novela sarmientina-. Más que apropiación, en
este período, se trata de una exhibición paródica, por parte de la industria
cultural, del movimiento tropical en los medios masivos.
Consecutivamente, a mediados de la
década de los ‘90, son las mismas productoras cumbieras quienes, en un intento
de acercar el género a los sectores medios, fabrican industrialmente
agrupaciones que alcanzan la masividad como Comanche, Sombras y Volcán,
principalmente a través de la estandarización de “rasgos físicos y de vestimenta”[8].
Es el mismo Pablo Lescano quien, un año y medio después, definiría a grandes
rasgos el escenario de la música popular de ese momento en una entrevista para
el diario Clarín: “Iba a ver a Comanche y
me golpeaba la cabeza contra la pared (...) ¡Cómo podían ser tan chorros! Un
mini-disc, una coreografía y cinco mogólicos que se llevaban toda la torta”.
Es a fines de siglo cuando,
simultáneamente a una profunda crisis económica y social en el país, nace el
subgénero de la cumbia “villera”, más como quiebre que como continuación de la
tradición tropical argentina. Tomamos como su momento fundacional la edición
del primer disco de Flor de Piedra, la primera banda de Lescano, en agosto del
año 1999.[9]
La cumbia “villera” surge como contestataria no sólo por su carácter de clase
sino también como respuesta al propio género del que proviene.[10]
La particularidad de la cumbia “villera” no reside en la novedad de las
temáticas tratadas (el delito menor, el abuso de drogas, el carácter sexista y
la rebeldía ante la autoridad ya eran parte desde hace tiempo del discurso
rockero) ni de los ritmos que toma (como el hip-hop y el rap norteamericanos),
sino en la concentración de todos esos significantes en esas formas musicales y
la legitimación de estas prácticas como carácter identitario propio de los
habitantes de las villas miseria.[11]
Los músicos “villeros” se reconocen en el “espejo
que les es ofrecido para contenerlos y exorcizarlos. Se acogen a un estereotipo
de excluídos”[12]
donde lo “villero” posee ese carácter contradictorio: es al mismo tiempo un
estigma desde el que se busca un escape a dicha exclusión[13],
así como un valor identitario -se porta con cierto orgullo plebeyo[14]
la etiqueta “100% negro villero” que
reza el tatuaje de Lescano-, resaltando el aspecto positivo a las prácticas mencionadas
anteriormente (consumo de drogas, delitos menores, sexismo extremo). En su
análisis, Alabarces menciona que los dos aspectos que en la cumbia “villera” se
toman como “núcleos de irreverencia”
son el ético y el de clase[15].
Son estos núcleos los que quedan vacíos de sentido con la aparición de las actuales
fiestas cumbieras autoproclamadas off-bailanta a partir del año 2010[16].
“La
cumbia siempre estuvo, pero estaba invisibilizada. Y llegó un momento en que
fue imposible, porque en el mundo estaba reventando y acá no podíamos ser la
excepción. Lo particular ahora es que la clase media también está produciendo
cumbia.” explica en una entrevista para Tiempo Argentino un integrante de
Todopoderoso Popular Marcial[17].
Los shows de la fiesta La Mágica consisten en la presentación en vivo de una banda de cumbia “villera” original conjuntamente con una banda de cumbia (más cercana a la tropical tanto por sus ritmos, letras y por la vestimenta utilizada) originaria de clase media y, eventualmente, algún DJ que fusiona cumbia con ritmos electrónicos.[18] El público de la fiesta La Mágica está compuesto esencialmente por jóvenes de clase media y media-alta en su mayoría identificados con estilos musicales denominados indie o alternativos, como lo indica su forma de vestir, su look -cortes de pelo, bigotes, portación de llamativos lentes- y particularmente las remeras que contienen imágenes o títulos de discos o canciones de grupos de rock-pop internacional.[19] Esto coexiste con la vestimenta plebeya que mantienen los grupos de cumbia “villera” en el escenario desde sus orígenes hasta hoy: la gorra y la vestimenta deportiva.
Los shows de la fiesta La Mágica consisten en la presentación en vivo de una banda de cumbia “villera” original conjuntamente con una banda de cumbia (más cercana a la tropical tanto por sus ritmos, letras y por la vestimenta utilizada) originaria de clase media y, eventualmente, algún DJ que fusiona cumbia con ritmos electrónicos.[18] El público de la fiesta La Mágica está compuesto esencialmente por jóvenes de clase media y media-alta en su mayoría identificados con estilos musicales denominados indie o alternativos, como lo indica su forma de vestir, su look -cortes de pelo, bigotes, portación de llamativos lentes- y particularmente las remeras que contienen imágenes o títulos de discos o canciones de grupos de rock-pop internacional.[19] Esto coexiste con la vestimenta plebeya que mantienen los grupos de cumbia “villera” en el escenario desde sus orígenes hasta hoy: la gorra y la vestimenta deportiva.
Existen además, otras fiestas en las
que se presentan los recientes y numerosos grupos de cumbia originarios de las
clases medias y medias-altas tales como El
Club de la Cumbia,
el Festival Landero y además, la
aparición eventual de bandas de cumbia “villera” en Niceto Club, Crobar, El Chaperío, Ciudad Cultural Konex, y diversos espacios porteños
tradicionalmente clasemedieros.
Hoy, la ética de la villa ya no es
recibida desde las mediaciones provenientes de la territorialidad del barrio
sino como una característica propia del género institucionalizado. En cuanto a
la identidad “villera”, la tensión inclusión-exclusión pierde vigencia cuando
las fronteras entre “los del palo” y “los caretas” se mezclan en el público y
en el escenario de las fiestas palermitanas. ¿Qué sector representaría hoy el otro
de clase -el careta, el mantenido- para la cumbia “villera”?
Postulamos que en esta coyuntura, la
expansión de públicos y de espacios, propicia una “lectura” a través de
diferentes mediaciones que generan sentidos nuevos, propios de estas nuevas
prácticas asociadas al mundo cumbiero[20].
Lo que es mayormente tomado es la bailabilidad
y el concepto de fiesta dionisíaca de los
excesos; cuestiones que la clase media idealizó históricamente de la fiesta popular[21].
Además estas fiestas, al situarse en espacios que son propios de la clase
media, habilitan la apropiación de lo que en ellas ocurre: bailar, menear, cantar los valores villeros con
entusiasmo y “sentirse plebeyo” durante las horas que dura esta jornada.
¿Cómo es que este subgénero, que sufrió
inmediatamente la censura por parte del Estado, es ahora reconocido por los
Premios Gardel?[22]
Podemos decir que, en este nuevo
contexto, alejados en una década de una de las más profundas crisis económicas
y sociales de los últimos tiempos, la cumbia “villera” no implica ya un
carácter amenazante como movimiento contestatario. Al mismo tiempo, es claro
que luego de la mencionada crisis, se re-organizaron los discursos políticos
dominantes. El abandono de las políticas y -fundamentalmente- de los discursos ultra
neoliberalistas de la década anterior, habilitó un cambio en la concepción de
la “diferencia”: desde las clases dominantes, es admitido y políticamente
correcto el contacto y, sobre todo, la identificación con ciertos sectores
populares[23].
Aquí llegamos a nuestro punto clave: la reconfiguración de la cumbia “villera”
en pos de los nuevos públicos y espacios sociales a los que se ha acercado en
los últimos tres años la convierte en un muerto cultural, en sentido DeCertauiano. Es en este contexto donde
y cuando se produce un acercamiento con las clases medias, que va más allá de
la escucha de canciones grabadas en los boliches y fiestas o de la exhibición
paródica de los ‘90: se revaloriza la belleza del muerto -como fenómeno
neutralizado por la industria cultural-. Asimismo, esta muerte trae consigo el
nacimiento de un movimiento cultural que expande el género cumbiero en relación
con otros ritmos y contextos del continente[24].
Cabe mencionar, sin pretender hacer un
análisis detallado, que entre los oyentes más jóvenes de cumbia y ritmos
tropicales hoy en día, existe una marcada preferencia por otros ritmos más
cercanos al reggaeton o grupos como
Los Wachiturros, quienes no gozan, hasta el momento, de la misma aceptación
social generalizada[25]
de las ya consagradas bandas de cumbia “villera” de la primera mitad de la
década pasada -quienes a su vez no dejaron de ser los estandartes del subgénero
para los seguidores del mismo-. Estas bandas no dejan de tocar en vivo en los
tradicionales espacios cumbieros (El Fantástico de Once, Pompeya, El Reventón, e
incluso Groove -ex Metrópolis-, entre otros); sin embargo, no se produce el
fenómeno inverso: las bandas creadas dentro de los ámbitos de clase media no
forman parte de estos shows[26]
Como advierte Alabarces, à la Stuart
Hall: “a esta altura de la teoría no
podemos confundir los mecanismos hegemónicos masificadores y despolitizadores
de la industria cultural con un milagroso movimiento de democratización
cultural que legitime lo que no puede ser legítimo”. La desconcentración y
reorganización masificadora de la cultura popular abarca eventualmente la
mayoría de las representaciones de los actores, cuyos espacios les son
arrebatados, fagocitados, en pos de este equilibrio ficcional. Si este
mecanismo produce que el líder de Mala Fama celebre su show de este jueves
junto a los “chicos bien” de Los Labios en el teatro ND Ateneo porque "es el lugar donde tocan los que saben[27]"
es porque los discursos de la cumbia “villera” (aquellos que a principios de
siglo conformaban un conjunto de prácticas y un carácter identitario propio) se
encuentran vacíos de significado. La resistencia de la cumbia “villera” se ha
reconfigurado y la posición de subalternidad que antes ocupaba ya no es la
misma. La masificación en la industria cultural posee consecuencias y para ello
es necesario el análisis de las nuevas formas que adopta. Si decimos que esta
resistencia, este aguante, se ha mudado a otros espacios, sólo bastará el grito
de horror de algún indie asiduo a La Mágica para indicarnos qué fenómeno
cultural ocupa hoy dicha posición de lucha.
Apéndice
Información
descriptiva de Los Labios y de su último CD “Luz y Fuerza”:
Una puñalada en el corazón dio origen a Los Labios.
Transformando el desamor en melodías, Lulú Jankilevich le pone las letras a una
nueva cumbia de autor.
¿Cumbia pop? ¿Pop cumbiero? Lejos de los prejuicios,
Los Labios se ha ocupado de contar sus historias románticas, con glamour y
sentimiento. Una cantante carismática, una banda con espíritu festivo. Y todo
está dispuesto. Luz y Fuerza es el segundo ep de la banda. Seis canciones que
mezclan ritmos pegadizos, cumbias voladoras y hermosas canciones que sacan
chispas de luz a las pistas y locales bailables. Con la participación de El
Chavez en la etapa de producción, Luz y Fuerza es un destello directo al
corazón.
Fuente: http://www.facebook.com/loslabiostropical/info
Fuente: http://www.facebook.com/loslabiostropical/info
Información
descriptiva de Los Pibes Chorros:
Es uno de los grupos que lideran las preferencias de
los fans de Cumbia Villera. Es uno de lo grupos que más presentaciones tiene en
Buenos Aires. Las canciones Andrea y El tano pastita causan furor en los bailes
y la juventud los canta con fervor, habiendo transformado al grupo en el más
pedido de muchas radios de alternativa. Sus canciones con letras sumamente
polémicas ya están sonando en el interior de país y en países limítrofes
(Paraguay, Uruguay, Chile). Más allá de las polémicas que despiertan sus
letras, los jóvenes se sienten identificados con la música de este grupo.
Información
descriptiva de la fiesta La Mágica:
TODOS LOS VIERNES EN PALERMO SE BAILA CUMBIA... ¿Decís
que no te gusta la cumbia? VENI A LA MAGICA!!!
La Mágica es la fiesta de cumbia que marca un antes y
un después en lo que al género se refiere al ser la primer fiesta "off
bailanta" en proponer un nuevo vinculo con esta cadenciosa música. Creada
por los integrantes de las bandas Fantasma y Los Labios, abarca la cumbia en
todas sus dimensiones, donde conviven sus diferentes estilos para crear una
noche a puro baile y ritmo.
Bandas clásicas de todas las épocas, bandas en boga,
bandas emergentes, mas la especial selección de los DJs hacen que cada fiesta
tenga su propia originalidad y distinción, entregando un gran abanico de
colores para dejar en claro que la cumbia es un género que no conoce distinción
social.
LA MÁGICA, una fiesta de cumbia... ¡no vas a parar de
bailar!
Información
descriptiva de El Club de la Cumbia:
El Club de la Cumbia es un espacio de encuentro donde
emergentes artistas de la cumbia, vinculados tanto a los sonidos folklóricos
como a los nuevas tendencias de mezcla y experimentación, se reúnen, aúnan
criterios creativos y reinventan el medio cumbiero.
La acción expansiva de la cumbia sobre Latinoamérica,
la convierte en un fenómeno socio cultural de gran magnitud y diversidad,
tradicional y al mismo tiempo en constante mutación.
Estas dos tendencias convergen en el club de la cumbia
que te invita a interactuar con ellas.
Nos transporta en el tiempo y espacio hasta algún
baile de club, alguna parranda en una playa caribeña, a un sábado tropical entre
otros.
Información
descriptiva del show de Mala Fama y Los Labios en el Teatro ND Ateneo:
La Mágica invita:
MALA FAMA - LOS LABIOS // LOS LABIOS - MALA FAMA
15 de noviembre, 20.30 horas / Teatro ND Ateneo,
Paraguay 918
En una noche inédita: dos discos de cumbia serán
estrenados en una sala tradicional del circuito musical porteño. Mala Fama,
grupo referente de la cumbia villera, regresa con todo presentando Lo Peor, y
Los Labios, agrupación anfitriona en las noches de La Mágica, presenta Luz y
Fuerza.
Dos mundos se han encontrado, en una aventura
singular: llevar dos visiones de la movida tropical actual, a un teatro con
tanta historia como es el Teatro ND. "El lugar donde tocan los que
saben", según dijo Hernán Coronel, cantante y tecladista de Mala Fama.
Desde que se presentaron en La Mágica, la fiesta
porteña, conocida por sus noches de "cumbia de autor", la química
empezó a funcionar. Ahora, la mística trasnochada de Mala Fama se combina con
la efervescencia de
Los Labios, ¡¡¡y se arma baile en el Teatro ND!!!
Fuente: https://www.facebook.com/events/450787578306328 (mismo texto que el incluido en el mailing /
gacetilla de prensa del evento)
Bandas que se presentaron hasta el
momento en la fiesta La Mágica:
Grupos de cumbia “villera”
Los Gedes
Los Pibes Chorros
El Dipy
Flor de Piedra
Meta Guacha
Mala Fama
Supermerk2
Nestor en bloque
Damas gratis
Yerba brava
Repiola
Fantasma
El traidor
Grupos de cumbia tropical tradicional
Karina
Tambó Tambó
Amar Azul
La Nueva Luna
La Sonora Dinamita
Sombras
|
Nuevos grupos provenientes de clase media:
Elmayonesa
Los Coholins
Betty Confetti
Fauna
Los Labios
Tita Print
Sonora Marta La Reina
El hijo de la Cumbia
La Delio Valdez
Miss Bolivia
Princesa
Los reyes de la Costa
El chavez
Kumbia queers
C.H.E.L. Cumbia hasta el
Lunes
C.C. La Maribel
Orkesta popular San
Bomba
Todopoderoso
|
[1]
A lo largo del escrito, nombraremos metodológicamente al subgénero como cumbia
“villera” ya que nos permite determinar los rasgos fundacionales de este
movimiento que explicaremos posteriormente. Utilizamos las comillas ya que como
expresa Alabarces, villero “había
sido siempre un insulto a la vez racista y etnocéntrico”. En Alabarces, Pablo y
otros. (2008), “Música popular y resistencia: los significados del rock y la
cumbia” en Alabarces, Pablo y María G. Rodríguez (comps.): Resistencias y mediaciones. Estudios sobre la cultura popular,
Buenos Aires: Paidós
[2] Beverly Best, 1999 p. 24-25. Citado
en Alabarces, Pablo y Maria G. Rodríguez, op cit.
[3]
Hall S. (1984): “Notas sobre la deconstrucción de lo popular”, en Samuels, R.
(ed.): Historia Popular y Teoría
Socialista, Barcelona: Crítica.
[4]
Banda de cumbia “villera” pionera del género.
[5]
Agrupación de música tropical nacida en el año 2009 autoproclamada como
cumbia-pop o de autor con integrantes de clase media provenientes de la música
pop electrónica y cofundadores de la mencionada fiesta La Mágica. Ver Apéndice
para una descripción detallada de la banda y de esta presentación en
particular.
[6]
Silba, Malvina (2011): “La cumbia en Argentina. Origen social, públicos
populares y difusión masiva” en Semán Pablo y Vila Pablo (comps.): Cumbia. Nación, etnia y género en
Latinoamérica, Buenos Aires: Gorla y Ediciones del Periodismo y
Comunicación (UNLP).
[7]
Entrevista a Pablo Semán por Leonardo Castillo, Página/12, 25 de Junio de 2012.
[8]
Explica el texto de Malvina Silba (op cit.) que se produjo un desplazamiento desde
los músicos de tez oscura, con rasgos provincianos y vestimentas multicolores,
hacia jóvenes blancos pelilargos, aspirando a un estilo más asimilable para la
clase media.
[9]
Damas Gratis, y particularmente su líder Pablo Lescano, constituyen un caso
complejo desde su origen musical hasta nuestros días. Pablo, pasó de ser el
fundador y exponente más característico del subgénero de la cumbia “villera” a
convertirse en un personaje con numerosas participaciones dentro del mundo del
rock, del pop, de la electrónica y otros géneros de la música popular.
Participó en numerosas entrevistas y programas televisivos tales como “Un
encuentro en el estudio” con la conducción de Lalo Mir. En el año 2006, realizó
un tratamiento de rehabilitación de drogas de lunes a viernes, sin abandonar
los shows en vivo durante los fines de semana. No ahondaremos en el análisis de
este fenómeno particular, del que sin embargo a través de los discos: tanto en
la musicalidad como en las letras como en las discográficas que los editaron,
se transparenta el proceso de cambio de la banda. Es con su último lanzamiento
“Esquivando el éxito” (2012) con el que logró el premio Gardel a “Mejor álbum”
en la categoría de Música Tropical.
[10]
“Yo iba a la tele a tocar con Amar Azul y era el único que tocaba con equipo de
gimnasia. Me dije: voy a hacer la mía; si pega, pega y si no, bueno, ésta es la
mía, andar con equipo de gimnasia, andar así”. Entrevista a Pablo Lescano,
Suplemento Radar, Página/12, 5 de Mayo de 2002.
[11]
Explica Pujol que “su elocuencia musical no pertenece al orden de las
identidades locales, ni de las nacionales: su identidad es la de los pobres, la
de los pibes chorros y la de las damas gratis, estén donde estén” en Pujol,
Sergio (2006) “Los caminos de la cumbia” en www.revistatodavia.com.ar.
[12]
Martín, Eloísa (2011) “La cumbia villera y el fin de la cultura del trabajo en la Argentina de los ‘90” en
Semán, Pablo op cit.
[13]
“Se borró Duraznito de la villa / se llevó toda la plata del blindado / esa que
nos habíamos afanado / la otra noche en la General Paz / Nos acostó a nosotros sus amigos /
nos dejó a todos sin un centavo / ahora tiene un piso en Belgrano / y en un
Mercedes se pasea en la ciudad / Miralo a Duraznito viviendo la buena vida / y
nosotros que pensábamos que era retardado / ahora está rodeado por las mejores
minas / y nosotros los vivos en Devoto encerrados / y sin un mango” >
“Duraznito”, Los Pibes Chorros. Arriba
Las Manos (2001)
[14]
Cabe destacar que el plebeyismo es una condición ya neutralizada en tanto
gramática trasclasista desde la llegada del peronismo en Argentina.
[15]
Explica Alabarces en Alabarces, Pablo y Maria G. Rodríguez, op cit. que el sentido de irreverencia ético se marca por
los códigos compartidos al interior de los sectores subalternos en relación a
las prácticas concernidas a las drogas, el alcohol y el sexo y las formas de
vida particulares de este grupo. Por otra parte, el sentido de clase tiene que
ver con considerar al otro como otro de clase, ya que la cumbia villera en sus
orígenes era ejecutada y consumida mayormente por los sectores populares.
“Ahora nosotros tomamos el control / somos los dueños del
pabellón / Estamos cansados de tanta represión / y vamos a tomar esta prisión /
(...) A mi no me importa morir / abrime la celda que me quiero ir” > “Los
dueños del pabellón”, Damas Gratis. Para
Los Pibes (2000)
“Ellos que están arriba tienen todo el poder / Prometen
tantas cosas que no van a hacer / Se llenan los bolsillos te dejan sin comer /
A todos los vamos a matar” > “A la celda”, Yerba Brava. 100% Villero (2001)
[16]
“Off bailanta” es un término creado por los fundadores de la fiesta La Mágica para diferenciarse
de los espacios de cumbia característicos de los sectores populares. Ver
Apéndice.
[18]
Referirse al Apéndice para ver todos los grupos que se presentaron en vivo
hasta el momento en las fiestas La
Mágica.
[19]
En esta nota periodística se observan las fotos de la vestimenta mencionada y
la caracterización indie del fenómeno
generado por las fiestas La
Mágica http://www.malevamag.com/index.php/cumbia-nena-la-magica-cumplio-dos-anos
[20]
Malvina Silba (op cit.) explicó que en los inicios en la cumbia “villera” (y en
la música tropical) “la gran mayoría de sus ejecutantes como buena parte de los
públicos que los consumían (...) eran varones jóvenes, pertenecían a los
sectores populares urbanos y habitaban barrios populares o villas miserias”, lo
cual garantizaba “el contacto del producto con sus públicos, es decir, la
mediación: las y los jóvenes se sentían identificados con las letras ya que las
mismas narraban experiencias que la mayoría de ellas/os había vivido o
atravesado.” aunque no fuera de modo determinista, ya que se incurriría en la
falacia de corresponder a una determinada clase, una determinada cultura.
[21]
Como relata el cuento “Las puertas del cielo” de Julio Cortázar.
[22]
En el año 2001, el organismo estatal COMFER publica un informe de control:
“Pautas de evaluación para los contenidos de la Cumbia Villera” http://www.elortiba.org/pdf/cumbia_villera2.pdf
[23]
De hecho, Fantasma participó de un acto partidario del Frente de la Victoria.
“Fantasma tocando en el luna park el 20/4 en un acto k cierra cristina,y
hacemos nuestra version de la marcha peronista en clave de cumbia.!!Faaa!!”,
tomado del facebook de Fantasma http://www.facebook.com/fantasmacumbia)
[24]
Referirse a la descripción de “El Club de la Cumbia” incluida en el Apéndice.
[25]
Ni siquiera son aceptadas por Pablo Lescano, quien los critica en una
entrevista on-line: “PABLO LESCANO critica a los Wachiturros, Culisueltas,
Parte discotekas, Simon Gaete, Etc” http://www.youtube.com/watch?v=FGv_Z1tqL2Q
[26]
Puede detallarse el listado de las bandas que se presentaron en vivo en El
Fantástico de Once en http://www.fantasticodeonce.com/gruposysolistas.htm
[27]
Ver apéndice: Mala Fama y Los Labios en el Teatro ND Ateneo.
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