18 febrero, 2011

Consumos culturales y comunicacionales de los nacidos en el '40, '50: microhistoria


Por Marina Federman



Micro-Historia de los medios y sistemas de comunicación
 
 El presente trabajo pretende abordar el momento histórico de consumos culturales y comunicacionales de la generación de los nacidos a fines de la década del ’40 y comienzos de la del ’50. Para ello, se entrevistó a Claudia, nacida en el año 1949, Ricardo, nacido en el año 1946 y Mario –hermano de Ricardo- en 1951. En este período, la televisión llega a la Argentina introduciéndose en los hogares. Interesa conocer hasta qué punto este dispositivo/medio modifica o continúa con las prácticas sociales de aquel entonces en torno a los siguientes tres ejes de observación e investigación:

            Eje 1: Relación con la Radio
            Durante sus infancias, a mediados de la década del '50, el televisor ya estaba instalado en sus hogares. ¿Cómo fue la coexistencia de éste con la radio?
            El recuerdo más antiguo de Ricardo en su relación con los medios es precisamente con el radioteatro Tarzán. En el año 1956 cuando tenía diez años, era para él una fuerte costumbre terminar de jugar al futbol o a la bolita con sus amigos del barrio para llegar a las 6 pm reloj a su hogar a oír el teleteatro con su abuela. Sus hermanos eran más chicos, su padre estaba trabajando afuera y su madre en la casa. Cuenta que se trataba de una radio a válvulas, muy grande, ubicada en el centro del living “donde ahora se ponen los televisores”. El programa se pasaba en la Radio Splendid[1] de Lunes a Viernes de 6 a 7 pm. Además de recordar a los personajes de la novela de aventuras (Tarzán, Juana y Tarzanito) también recuerda al anunciante: Toddy, la marca de chocolatada. A las 8 pm seguía la novela de Los Perez García que miraban “todos en familia durante la cena”[2].
            En este caso, la presencia de la abuela –de una generación previa- mantiene viva la costumbre de reunirse alrededor de la radio. Sin embargo Ricardo aclara que cuando llegó la televisión “la cosa cambió”[3]. Los consumos mediáticos en este entonces se realizaban en los espacios privados; en este ejemplo es claro es desplazamiento físico realizado por Ricardo para ir su hogar a oír el programa radial. Veremos que en adelante con la creación de la radio portátil las fronteras entre espacios públicos/privados así como la de los consumos públicos y privados serán más complejas.
Paralelamente, al interrogar a Claudia y a Mario acerca de su relación con la radio, ninguno la asoció con prácticas frecuentes ni tampoco recordaron ningún programa. Claudia: “Yo jamás escuché “Tarzán” por radio” Mario: “Sacando el programa La revista dislocada no puedo decirte nada de la radio porque no escuchaba radio, para mí fue la televisión y la radio nada.” [4].
En el caso de Claudia, recordaba que la chica de la limpieza escuchaba radio mientras trabajaba: “Yo de radio nada, no escuchaba mucho en casa. Sí las mucamas, escuchaban tango y yo me deprimía. Los Perez García yo me acuerdo que era muy conocida pero no la escuchaba”[5].
            Ricardo cuenta que la primera TV que tuvo la familia fue en el año 1956 –mientras que Claudia supone que la tuvo tres o cuatro años antes- en lo que llamaban el combinado: un aparato-mueble que tenía televisión, radio y tocadiscos. Claudia compara el tamaño con un mueble modular del living. El aparato combinado también funcionaba a válvulas. Recuerdan las marcas: Zenith, Sylvania, Admiral. Claudia cree que su primer televisor fue un Sylvania, no un combinado.
            Los pocos años de diferencia entre los entrevistados muestran una pequeña divergencia que indica el momento de instalación del dispositivo en las familias argentinas. Ricardo aún recuerda los inicios, mientras en Claudia y Mario el aparato está ya incorporado como parte de sus infancias. De todos modos, los tres mencionaron que poseer un televisor marcaba un estatus, un logro económico para la clase media. Ricardo: “Al principio la tenían las clases medias altas y las clases altas, era un bien de lujo, después las clases medias medias en los barrios fueron teniendo”. Mario: “La televisión era un artículo de lujo, había familias que no tenían televisión.” [6].
            En este sentido, Ricardo remarca la diferencia en cuanto a nivel socioeconómico: mientras Claudia pertenecía a una familia de comerciantes con un buen pasar económico que vivían en una casa en La Lucila, Mario y él pertenecían a un hogar de trabajadores profesionales en un pequeño P.H. en el barrio de Colegiales.

            Eje 2: Sociabilidad / Comunicación familiar
            La respuesta a mi pregunta de '¿con quién veían tele?' siempre obtuvo respuestas que parecían obvias para los entrevistados: “totalmente en conjunto, en familia”, “Casi toda la familia en general”.
            El contexto situacional de la entrevista fue una decisión a tomar para comenzar con la investigación: reunidos en el living del hogar en familia mi madre, mi padre, yo (que ya no es mi hogar) y la presencia vocal de mi tío a través de una conversación telefónica. El edificio construido por mi abuelo, el departamento en el que vivieron en familia cuarenta y cinco años atrás. El modo de grabación fue con el teléfono celular. Casi 3 horas de grabación.
            El mismo formato de la entrevista, cuyo objetivo principal era el de la memoria – a través del racconto-, funcionaba a modo de recuerdo de las reuniones familiares en torno al televisor pero con la presencia de los dispositivos del siglo XXI.
            Patrice Flichy en su texto Una historia de la comunicación moderna, problematiza acerca las etapas de la comunicación moderna separándolas en grandes momentos: comunicación del Estado, comunicación familiar, comunicación global y la burbuja comunicacional (nómade/individual)[7]. Si bien en la segunda mitad del siglo XX ocurren importantes transformaciones en la vida privada “particularmente una mayor autonomía de los individuos”[8], siguen agudizándose procesos iniciados en épocas previas como el repliegue en el domicilio privado –analizado desde sus inicios por Jürgen Habermas- y las prácticas familiares en torno a los dispositivos.
            Dice Flichy: “Al igual que el fonógrafo o la radio, la televisión nació como medio familiar. Ciertos sociólogos han visto en ello el equivalente del fuego del hogar en la familia rural”[9]. Esto resulta curioso desde el punto de vista de los desplazamientos que ocurrían en la época hacia los medios más individuales y se preveía que la televisión avanzaría en ese camino. Observaciones interesantes de los entrevistados pueden aportar a este asunto.
            Una rápida conclusión que saqué al respecto del tipo de sociabilidad familiar tiene que ver con la cantidad de gente necesaria para poder ver correctamente la TV. Ricardo: “No había control remoto, era terrible, había que levantarse” para cambiar de canal entre los pocos canales que había (dos o tres): Canal 7, Canal 8 y Canal 13. Claudia: “La imagen siempre subía y bajaba, entonces había que ir atrás a arreglarla, uno miraba y preguntaba ‘’¿Está bien así? ¿Paró? ¡Eso era lo mejor! ¡Una de las fallas más leves! Había muchos botoncitos atrás, uno decía vertical horizontal, el otro no se qué; uno iba arreglando una cosa y se desarreglaba otra (risas)”[10].
            Mario: “Me acuerdo de un técnico de televisión que teníamos que venía y arreglaba uno de los tubos de Sylvania que venía reventado; venía y lo arreglaba pero no sabés los defectos que hacía eso (…) El técnico de televisión era un personaje, era todo un tema. Le cambiaban unas lámparas al tubo, a veces se lo llevaban (…) Los televisores eran una pantalla de 20’’ y la profundidad era de 70 cm y después vinieron los extrachatos que era un poco más chatos (risas)”[11].
            Claudia: “Antes no se cambiaban las cosas, solo después de miles de años, se arreglaban.” Ricardo: “Las antenas de aluminio eran todo un tema.”. Como menciona Flichy, comienzan a adquirir importancia más que los operadores o mediatizadores entre el dispositivo y el usuario, los técnicos.
            Pese a lo imaginado, al preguntar si con la aparición de la radio portátil alrededor de los ‘60 el consumo había cambiado, Claudia respondió “sí la escucha era más personal, pero ojo también la gente se reunía alrededor de la miniradiecito a escuchar un partido y no había auriculares”.
            Los consumos son determinados por los dispositivos y a su vez estos por las prácticas sociales. El mando a distancia no tenía razón de existir en estos primeros momentos. Mario: “No había mucho para cambiar, había que ver lo que había y a la mañana no había televisión”[12].  Claudia: “Nosotros casi toda la vida tuvimos un solo televisor, hasta esa época de mediados de los 90s en que vos tenías uno, papá tenía otro… (reflexiona) ¿Sabés por qué? Porque no había mucha posibilidad de elección, entones todos teníamos que ver todo lo mismo, ahora hay ciento cincuenta mil canales…”[13]. Esto nos remite a la práctica hiperpersonal del zapping que menciona Flichy en su texto.

            Eje 3: Inserción del nuevo dispositivo: ¿creación de un medio? ¿de un lenguaje?
            Para este eje, tomo la diferenciación entre el concepto de dispositivo técnico y de medio realizada por Fernández:
“Dispositivos técnicos en los medios (D.T.): herramental tecnológico que posibilita variaciones en diversas dimensiones de la interacción comunicacional (variaciones de tiempo, de espacio, de presencias del cuerpo, de prácticas sociales conexas de emisión y recepción, etc.), que 'modalizan' el intercambio discursivo cuando este no se realiza 'cara a cara'
Medio: dispositivo técnico o conjunto de ellos que -con sus prácticas sociales vinculadas- permiten la relación discursiva entre individuos y/o sectores sociales, más allá del contacto 'cara a cara' (…)” [14].
Los comienzos del dispositivo fueron creando prácticas sociales que poco a poco fueron adquiriendo sus particularidades. En los inicios, tomaba mucho de otros medios (radio) o artes (teatro). Del mismo modo, fue lento el proceso de creación de un lenguaje propio y particular, el montaje, el uso de las cámaras, entre otros.
Las características de la primera televisión eran ser en blanco y negro,  tener pocos canales (dos o tres) y tener una gran parte de su programación en vivo: Ricardo: “Casi todo era en vivo en esa época”[15].
Los primeros recuerdos de Ricardo de la televisión son de los locutores Nelly Prince y Brizuela Mendez. Primero los llama “locutores” (probablemente venían de la radio) y luego “presentadores”.
Por otro lado, recuerda interrumpir sus estudios para ver el radio teatro El amor tiene cara de mujer junto a su madre (del cual recuerda actores y nombre del instituto de belleza) y cuenta que las transmisiones de los partidos de fútbol eran muy convocantes. Ya para la década del ’60 cuando la familia se muda al departamento en el que tuvimos la entrevista, Ricardo cuenta que “teníamos el combinado ahí, yo me sentaba en el sillón con mi viejo y ya veíamos Tato Bores”[16], hito de la televisión con el cual yo también sentí identificada mi infancia. Claudia: “Yo veía Tato Bores con mi papá y no entendía nada, el se reía y yo no entendía”, Ricardo y yo asentimos y dijimos que nos pasaba lo mismo.
Podemos ver cómo el medio está aún forjando su lenguaje propio: trae locutores de la radio, tiene teleteatros, noticieros en vivo con cambios rápidos de vestuarios, el “fantasma del olvido de la letra” que refieren al teatro mucho más que a lo que hoy asociamos por actuación en televisión. En este sentido, otra mención de Ricardo y de Mario es a La revista dislocada, programa de gags cómicos que pasa de la Radio Splendid a la TV en Canal 7 “con menos éxito”[17].
A este respecto, un dato interesante que trae Mario a la entrevista es la extranjerización de la programación: “Lo que me acuerdo son series norteamericanas que empezaron a invadir en seguida, programas autóctonos dos o tres. Apenas salió la televisión había dos series norteamericanas que eran Cisco Kid de cowboys y Patrulla del camino más interesante con Broderick Crawford. Empezaron a salir una cantidad que me puedo acordar de todas, dobladas en México, por lo menos una por día tenías para ver”.
Claudia: “Al principio era muy precario todo, con una sola cámara digamos, casi siempre era la misma imagen, el mismo plano, como un programa de radio filmado. Las yanquis eran más elaboradas”.
Al mismo tiempo, todo lo que hoy entendemos por práctica televisiva tardó largos años en instaurarse. La TV color recién viene después del ’78 con el mundial. Mario: “Aún los primeros televisores en los años 1979-80 venían sin control remoto; tampoco había cable, había cuatro canales o cinco”. Ricardo “A la mañana no había televisión, empezaba como a las cuatro, cinco de la tarde”. Claudia: “Yo me acuerdo incluso cuando fuimos a Miami que yo no podía creer que había televisión todo el tiempo, en el año 1989, dibujitos animados a la mañana” [18].

Acerca de los contenidos
Pregunté si ya para este entonces habría metadiscursos y discusiones en torno a los contenidos de la televisión. Ante mi pregunta Mario responde “Era una cosa de progreso, la radio y la televisión no se discutían, la publicidad era una cosa muy incipiente, con locutores en vivo. La discusión del contenido era casi inexistente, al mismo tiempo apareció la radio portátil que era toda una novedad, muchos se la llevaban y escuchaban la radio en la oreja. Eran cosas que no se discutían, era visto como una novedad maravillosa, como te maravillás hoy con los aparatos, las tabletas o las novedades de las computadoras, era esa la sensación. Salió un nuevo canal, era todo una fiesta, tenías más posibilidades de ver más tele. Tampoco había una prohibición a los chicos de ver tele porque tampoco había tanto”[19].
Una diferencia que marca el género se muestra con el ejemplo que trae Claudia: el programa más importante para ella era el de Doña Petrona que veía con su madre a sus 8 y 9 años durante los años 1958-9: “Era a la tarde, que se yo 4.30 de la tarde, a la hora de las señoras. Otro programa que salió después fue Buenas Tardes, mucho gusto que era un programa de todas cosas de mujer, tipo utilísima, de cocina, manualidades. La conductora se llamaba Ana María”[20]. Ricardo agrega “Y la ayudanta de Doña Petrona se llamaba Juanita”.
Ricardo y Claudia mencionan que había algunos programas periodísticos en la televisión de los ‘60s pero que eran pocos. Claudia: “lo que más había eran programas de entretenimiento y series yanquis westerns y policiales”. Mario: “Había noticieros y programas de opinión pero mucho no me acuerdo, pero había uno por día supongo que había.”[21].
Las particularidades de la televisión comienzan a formarse. Los entrevistados contaron que había “muchos capos cómicos propios de la TV, Dringue Farías, Adolfo Stray” seguidos mucho más adelante con el fenómeno de Fidel Pintos y Alberto Olmedo.
Claudia: “Después empezó a haber programas los sábados y domingos larguísimos como Sábados circulares, toda la tarde, había música, entrevistas. En periodismo estaba Blacky (…) también había muchos programas de preguntas y respuestas, Odol preguntas. Esto era novedoso de la tele, todos prendidos viendo que iba a contestar por cien mil pesos, por un millón. Tardaban como tres meses en jugar, había toda una cosa de suspenso”. Ambos cantan el jingle “Qué lindos que son tus dientes / le dijo la luna al sol / y el son contestó sonriente / me los limpio con Odol”. Cuentan que “muchos personajes se hicieron conocidos por saber mucho sobre un tema, por ejemplo Claudio María Domínguez”
En cuanto a los noticieros, en un primer momento mostraban imágenes de archivo, “no había inmediatez”, dice Claudia. “No se mostraba lo que pasaba en Plaza de Mayo por la tele, sí había un locutor”. Es interesante como, en torno a los usos informativos aún mencionan con mayor importancia la radio y los diarios.
En este punto de la conversación con los entrevistados, surge el uso político propagandístico de la televisión en dos épocas produciendo un salto temporal hacia el pasado y hacia el futuro próximo: en primer lugar en la época peronista, el noticiero Sucesos Argentinos que se proyectaba previo a las películas en el cine. Al respecto de este período, Gené explica que “el cine se presentaba como el medio más atractivo y moderno para difundir una imagen positiva de los hechos”[22]. Apold y las subdependencias de la Subsecretaría de Informaciones constituían un gran sistema propagandístico del gobierno que no ocurría solo en los medios sino en la formación de instituciones, comedores, festivales masivos, etc. Era común en la época utilizar muchos medios distintos (nuevos y antiguos como la gráfica) para enfatizar una propaganda política, ocurría tanto en la Rusia soviética, como en la Alemania Nazi, en el fascismo de Italia o en el New Deal norteamericano.
 En segundo lugar en la época del proceso militar iniciado en 1976. Cortaban cualquier programa con las placas negras con comunicados oficiales, que mostraban el escudo y de fondo música militar: “Las Fuerzas Armadas tomaron Radio Nacional”, “El pueblo no podrá permanecer en las plazas públicas”. Ricardo cuenta que “no se hablaban de los saqueos ni de las chupadas que había de gente, que pasaba de noche. Algún que otro programa mostraba a las madres de Plaza de Mayo pero no volvía a aparecer nunca más”. Como indica  Luis Gregorich acerca del diario La Opinión: “La voluntad crítica asumía diferentes rostros según las posibilidades reales de cada momento: cuando no podía manifestarse en el abierto comentario política, lo hacían en la condena o parodia de los medios de comunicación oficialistas, o en el comentario sobre la realidad internacional”[23]. Claudia explica que “la gente se quejaba a los organismos de derechos humanos de afuera (se refiere al exterior), ahí fue cuando los militares durante el mundial sacaron el logo que decía ‘Los argentinos somos derechos y humanos’”.
Dos grandes momentos propagandísticos están marcados por el mundial de fútbol del ’78: “El mundial fue una pantalla enorme para la peor época de los desaparecidos” y por “La guerra de Malvinas fue un show mediático de horas y horas de programación mostrando lo que la gente donaba, llorando, que obviamente nunca les llegó y que se lo robaban todo”.
Reflexionando acerca de esto, Ricardo opina que “hay una inteligentzia, cuando hacen un golpe de estado en seguida saben cómo manejar los medios de comunicación, obviamente dicen lo que quieren” y Claudia agrega “y dejan a los periodistas que quieren, Neustadt y Grondona nunca fueron echados por los milicos, apoyaban todos los golpes”.
A modo de documentos históricos de Medios de Comunicación, los entrevistados aún conservan varios tomos de la revista Transformaciones de tendencia de izquierda y, según cuenta, de lectura de la juventud. Las temáticas eran sobre historia reciente, revoluciones en América Latina, reflexiones sobre los medios de comunicación, entre otros.


            Otros consumos culturales/comunicacionales
            Ambas familias (la de Ricardo y Mario y la de Claudia) durante la década de los ’50 y ’60 recibían el diario La Nación porque era el “menos sensacionalista”, o “el más serio”. Recuerdan al diario Prensa como un diario de derecha, Crítica, El mundo, Clarín y La Razón vespertino. También mencionan las revistas Radiolandia, Antena TV y TV Guía. Claudia cuenta que éstas eran revistas de chimentos del espectáculo, mientras la revista Claudia era muy fina con el mejor papel.
            Tanto Claudia como Ricardo compraban muchas revistas de formato comic. Estas también eran en su mayoría estadounidenses. Mencionan a El pájaro loco, Tom y Jerry, La pequeña Lulú, Archie Gomez, Superman con traducciones mexicanas. Claudia dice que “después se empezó a copiar y surgieron las argentinas”, de las que recuerdan Ricotipo, Patoruzito,  Intervalo y Fantasía. También mencionan la revista escolar Billiken y la deportiva El Gráfico.
            Ante la pregunta sobre Timerman, responden que lo recuerdan por ser un periodista de izquierda y por el diario La Opinión.
            Al conversar sobre las décadas del ’70 y del golpe militar, cuentan sobre la ideoología de los diarios:          “La Prensa era el más derechista, La Nación de centro y bueno, La Opinión de izquierda”.
            Ya se ha hablado de la radio en el primer eje de investigación, sin embargo tanto Mario como Ricardo hacen hincapié en el surgimiento de la radio portátil. Ricardo cuenta que “la radio Spika tenía la novedad de pasar de válvulas a transistores y no se enchufaba, fue una revolución”[24].
            En cuanto al teléfono cuentan que era muy difícil conseguir línea –podrían tardar hasta un año- y que los aparatos eran muy caros. También cuentan que hablar a larga distancia era una proeza: “no se escuchaba nada y tenía demoras de hasta diez horas”[25]. Claudia cuenta que “antes los avisos inmobiliarios decían ‘con teléfono’ porque era importantísimo porque había pocos y era muy difícil conseguir”[26]. Ricardo acota que “para Marina estas cosas deben ser terribles, imposibles de entender”[27].
            También solían ir al cine: “era un cine con intervalo, con número vivo”[28] dice Claudia. Recuerdan la censura a las películas de Isabel Sarli por parte de Tato: “tenía un puesto en el Estado, respondía a los intereses ridículos de la iglesia; cortaba todas las películas, nunca se lograron ver enteras”. Ricardo recuerda los films La hora señalada, Casablanca, Una eva y dos adanes. Claudia dice que había mucho cine nacional de calidad. Se trataba de cine-teatros en donde además de pantalla había un escenario: “el número vivo era una orquesta o algún cantautor, muchas veces le tiraban tomates porque no eran buenos”. “También estaba el continuado que daban tres películas seguidas, había mucho ruido del proyector.”[29].

            Inmediatez y relación con los “nuevos” medios
            Los entrevistados relatan que en los principios, las noticias del exterior tardaban dos o tres días en llegar: “en la televisión te decían ‘antes de ayer jugó Fred Perry y ganó tanto a tanto’, las noticias en los diarios no eran frescas”. Tampoco lo era la transmisión deportiva internacional, dice Mario que “el mundial del ’70 lo veía en diferido”.

            A modo de reflexión final, me gustaría aclarar que escogí utilizar el discurso directo de manera abundante ya que en este trabajo de reconstrucción histórica me resultó de gran importancia el testimonio y el modo de decir de los entrevistados. Es un muy buen modo de conocer la historia reciente pero olvidada vivida por sus protagonistas.
            Para finalizar con la entrevista, les pregunté            ‘¿Cuál consideran que fue el próximo nuevo medio después de la TV?’ a lo que los entrevistados  respondieron que la computadora fue el más revolucionario y completo; especialmente internet.
            Inquirí acerca de sus usos y obtuve los siguientes. Ricardo la utiliza para leer los diarios, para trabajar y para ver películas. Claudia cuenta: “Gracias que me manejo con el mail. Otras cosas muy de vez en cuando”. Sin embargo habla de un uso de consulta: “De repente estamos hablando de un tema y digo vamos a ir a internet y chequearlo, cuando tengo una duda de algo me fijo en google, wikipedia, cosas históricas por ejemplo y también bajo música”.[30]
            Resultaron interesantes y apropiadas para esta monografía algunas conversaciones que tuve con ellos estos últimos días de las cuales destaco algunas citas. Claudia comenta que “las redes sociales fueron lo que más funcionó para encontrar gente en el desastre de Japón”. Al mismo tiempo Ricardo dice “las imágenes de Japón son imágenes sacadas con los celulares de la gente, no hay corresponsales extranjeros porque los japoneses no lo aceptan”.
            Mis últimas preguntas en la entrevista fueron:
-       ¿Confían en Wikipedia?
-      

-       ¿Saben quién escribe Wikipedia?
-       (Dudan) … No.
-       La gente, cualquier usuario.

            Considero que es apropiado un final abierto para una Historia de los Medios que está en proceso. Puede historizarse sobre el pasado, pero sobre el presente solamente debatir, los medios están constantemente reinventándose.







[1] Que posteriormente fue la radio “LR4 AM 990” según Ulanovsky, Carlos: “Diales antiguos y nuevos” en Días de radio, Buenos Aires, Espasa Calpe, 1999.
[2] Extractos de la entrevista realizada.
[3] Ibídem.
[4] Ibídem.
[5] Ibídem.
[6] Ibídem.
[7] Flichy, Patrice: Una historia de la Comunicación Moderna, Ed. G. Gilli, México, 1993.
[8] Ibídem.
[9] Ibídem.
[10] Extractos de la entrevista.
[11] Ibídem.
[12] Ibídem.
[13] Ibídem.
[14] Fernandez, J. L. Semiótica I [Blog Internet]. Argentina: 2010 marzo – [citado 2011/mar]. Disponible en: http://www.semioticafernandez.com.ar/wp-content/uploads/.../Teorico-Dispositivos.ppt
[15] Extractos de la entrevista realizada.
[16] Ibídem.
[17] Ibídem.
[18] Ibídem.
[19] Ibídem.
[20] Ibídem.
[21] Ibídem.
[22] Gené, Marcela: “La subsecretaría de informaciones” en Un mundo feliz. Imágenes de los trabajadores en el primer peronismo 1946-1955, Buenos Aires, Fondo de Cultura Económica Universidad de San Andrés, 2005.
[23] Rivera, Jorge y Romano, Eduardo: Claves del periodismo actual. Buenos Aires. Ediciones Tarso, 1987.
[24] Extractos de la entrevista.
[25] Ibídem.
[26] Ibídem.
[27] Ibídem.
[28] Ibídem.
[29] Ibídem.
[30] Ibídem.

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